domingo, 28 de junio de 2009

Política. Ruinas circulares.

Fueron las elecciones más faranduleras de la historia. El escenario no fue político, sino mediático. Los estudios de TV fueron el centro de las plataformas. De ahí en más, la política del Showmatch dejó en claro la metamorfosis argentina: ya no hay políticos, hay personajes. La Tinellicracia ganó la pantalla, el rating fue boca de urna y las propuestas pasaron a un segundo o tercer plano. Algo está claro: el argentino no vota por convicción, por partido o ideología. Vota por imagen, simpatía o moda. Pero hay algo más siniestro y aterrador: la mitad de los ciudadanos no supo qué era lo que se votaba. Claro ejemplo de la falsa conciencia política argentina: al ritmo del “que se vayan todos” queremos echar a los mismos senadores y diputados que (¡vaya paradoja!) no sabemos cómo llegaron a ocupar una banca en el Congreso. La ignorancia, siempre, es negocio para el que gobierna. El político destruyó la política y a su vez el interés de un pueblo vapuleado por la mentira.



La dirigencia política argentina se reinventa a sí misma, ofreciendo siempre el mismo discurso, pero con distintos instrumentos. Esta vez fue el turno de las candidaturas testimoniales y el circo mediático. Y la sociedad compró, como compra una imagen propagandística, una promesa de cambio y seguridad, un país de color rosa, un resurgimiento económico o un viaje a la estratosfera que nos permita llegar a Japón en tan solo una hora. Vivimos en una perpetua fantasía, en un sueño de lo que nos gustaría ser. Pero somos lo que podemos, lo que nos ofrecen, lo que solemos consumir. Después de cada elección se habla de un nuevo mapa político, de cómo el partido electo arrebata el poder del que resigna su espacio, de cómo será el panorama de ahora en más; se festeja el triunfo con champagne en algún hotel de Recoleta devenido en búnker, se llenan páginas de diarios, revistas, espacios radiales y bloques de TV; se comenta, se debate, se proyecta, se interroga, se promete, se esperanza. Nos preparamos para lo que viene, como si el mañana fuera a ser distinto al ayer. Creemos. Soñamos con el cambio, sosteniendo la fantasía de que alguien bregará por nuestro futuro. Nos fascina mentirnos. Aunque sepamos que las ruinas, en la Argentina, siempre serán circulares.


2 comentarios:

  1. Extendiendo un poco la cosa, algunas preguntas.
    Luego de los resultados:
    Alguien dijo cómo va a hacer para acabar con la pobreza y con qué medidas?
    El búnker del pro se convirtió luego de las elecciones en una discoteque? Los que estaban en el del FPV acaso estaban en un concierto de rocanrrol en una cancha que de pronto les agarró por hacer pogo?
    Esto es la banalización TOTAL de la política.

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  2. Creo que Macri en un momento habló de la pobreza, si no me equivoco dijo: "Kirchner es un pobre tipo.." je.
    Como bien decís, festejan por la TV como si fuera un boliche. ¿Qué hay para festejar en la Argentina?
    Y los del FPV otro papelón, sin palabras...

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