jueves, 17 de septiembre de 2009

Mediocracia. Sin lugar para los débiles.


“…esas manos describen las ficticias realidades
que suelen divulgar: rebosantes de miedo,
paranoia y vanidad [teatral]”.

Hay una guerra entre dos por ocupar un mismo lugar: el Ministerio de la Manipulación. Allí se administran la conciencia, la inconsciencia y la percepción de la realidad social. Sus empleados trabajan día y noche para que todo gire en torno a una idea que, en instancias como las que se viven, no puede ser patrimonio compartido. Por un lado: el Estado, en representación del pueblo. Por el otro: Clarín, en representación de lo-que-el-pueblo-debe-saber.


¿Y el pueblo?


Al parecer, la democracia ya no significa gobierno del pueblo, sino de los Medios. Surge así la mediocracia: una práctica al servicio de la (in)comunicación, capaz de regular el estado de los hechos, las fantasías y los deseos de cada ciudadano. Así las cosas, la guerra por manipular el saber popular nos lleva a enfrentamientos, difamaciones y acusaciones cruzadas entre el Gobierno y el monopolio comandado por Magneto, Noble y compañía. Entonces todo se vuelve surrealista: los goles son secuestrados, el fútbol vuelve a ser ¡gratis! y de la gente (¿?), las caricaturas son mensajes (cuasi)mafiosos, y hasta la mutación de un virus estacional amenaza con aniquilar a la humanidad. Todo es catástrofe y confusión para la mediocracia, ya que el temor y el desconcierto son la ruta más directa a la manipulación, a la inserción de una impronta que redirecciona a su antojo la opinión popular. El pueblo, indefenso, se somete al poder de las noticias, creyendo que todo debe ser bipolar, blanco o negro, de un modo u otro.


¿De qué lado estás?


No hay lugar para los débiles dentro de este sistema. El botín se disputa en esferas teñidas de poder, corrupción, dinero y soberbia. La guerra es entre los que más tienen y, a su vez, más quieren. El resto (hambre, desempleo, pobreza, desesperanza) es para nosotros, que lo vemos por TV. Después de todo, un buen culo en primer plano y diez partidos por fin de semana no pueden fallar para la mediocracia.

viernes, 4 de septiembre de 2009

República Cromañón [el rock como todo llanto]

Cromañón es la miseria del hombre en estado puro. Un espejo de lo que somos. De cómo vivimos, matamos y morimos en nuestra ley. La ley del argento, del atorrante, del famoso “lo-atamos-con-alambre”. Todos acusan, pero nadie se culpa de nada. Cromañón somos todos. Cromañón es Chabán, Ibarra, Callejeros y el que encendió la bengala que desató la ¿tragedia? Pero también lo son el que te contrata en negro, el que usufructúa la necesidad del otro o vende barbijos a $20. Cromañón es Argentina. Aceptamos vivir así: amontonados, engañados, alienados, envenenados, al borde de la tragedia. Y la tragedia somos nosotros, en nuestro afán de obtenerlo todo (y un poco más también) con el mínimo esfuerzo posible.

El rock siempre vivió de Cromañones. Siempre habitó en las cavernas, en lugares de mala muerte, en pocilgas teñidas de alcohol, drogas y violencia desmedida. Nunca fue tan rentable el negocio del Puti Club. Las reglas son claras para el ambiente: el reviente es lo que vale, lo que garpa. Cada uno juega su rol: el músico que en vez de promover su obra incita al descontrol, el manager que te hace ganar más guita (cueste lo que cueste), el dueño del boliche, el comisario que es adornado, el inspector que mira para otro lado, el patovica que encadena las puertas, el dealer que reparte las drogas, las hordas descontroladas que siguen a sus grupos favoritos. Celebran el ritual pagano, el pertenecer a un infra-mundo (underground) que los deposita en niveles de pertenencia ajenos a lo correcto, a lo-que se-debe-ser. El rock invita al peligro. Es mundano, oscuro, vehemente y trasgresor. En él todo vale, todo es borde.
En sus inicios, el rock fue una variante musical derivada del blues. Luego intentó ser un símbolo, una protesta anti-sistema. Hasta que se convirtió en negocio, y la roca dejó de rodar. Cambiaron las normas, los hábitos y las costumbres. Cambiaron las letras, las melodías, los principios y los fines. Cambiaron los jugadores. Aparecieron los sellos, los monopolios, las cadenas radiales, las cadenas televisivas, el marketing, los empresarios, los vestuaristas, los agentes de prensa… Todo se banalizó. Cualquier cosa fue denominada rock. Pero el espíritu del reviente permaneció allí, inmutable a través de las décadas, como una especie de carnet que habilita al rokero, lo vuelve legítimo.

Hace falta mucho, muchísimo tiempo para que la sociedad descarte la falsa idea de que el rock (un simple estilo musical) significa bardo, violencia, arruine y descontrol. Asimismo, se está a años luz de comprender que cada vez más gente vive de la música, excepto los músicos. Que todo es un show, que pocas bandas sienten verdadera pasión por la obra, que detrás de tanto humo estamos perdiendo de vista los principios, el significado y el concepto de la música.
Todos somos parte de la sociedad, nadie está libre de obligaciones y derechos. Todos somos culpables de cómo vivimos; y de cómo nos matamos. Confundiendo al rock con bengalas, drogas, alcohol y violencia no hacemos más que alimentar futuros Cromañones. Y ese no es un tema del que tenga que hacerse cargo la Justicia.

miércoles, 22 de julio de 2009

Ajedrez


Jugadores:
La partida se juega entre dos adversarios que suelen denominarse “oficialismo” y “oposición”. Ambos desarrollan la acción sobre un escenario político al cual llaman “pueblo” o “sociedad”, según los intereses en pugna.

Objetivo del juego:
Cada jugador buscará colocar al primer candidato de su adversario, comúnmente denominado “rey”, en posición “bajo ataque mediático” de tal modo que el oponente no tenga manera de evitar la captura del botín, en ocasiones llamado “banca” o “cargo”.

Piezas y partes del juego:
Hay piezas blancas y negras, nunca grises. El tablero está compuesto por casillas, las cuales podremos llamar: provincias, distritos, localidades o intendencias, según sea el alcance de la partida.
Participan: el rey y la primera dama (matrimonios políticos comandando su rebaño); alfiles (ministros, diputados, senadores); caballos (autos importados, helicópteros, aviones privados); torres (ministerios, alcaldías, quintas, intendencias); peones (matones, patovicas, fuerzas “de choque”).

Metodología del juego:
Cada jugador planifica su juego y desarrolla su habilidad desde el inicio: la campaña electoral. El primer movimiento es de suma importancia. Puede significar la victoria como el fracaso. Cada movimiento es premeditado, nada es librado al azar. El objetivo final es destruir al adversario, para lo cual se sacrifican, sobre el escenario social creado, todas las piezas que hagan falta, en afán de concentrar la mayor cantidad de poder que no ponga en riesgo el statu quo de la partida política que se imponga.

El enroque:
Es una jugada especial dentro de este juego que se realiza entre algunas piezas específicas, las cuales suelen intercambiar casillas en el momento y lugar acordados. Esto les permite enrocarse y alternar cargos a fin de optimizar su posición en el tablero y sacar provecho de sus funciones. Suele repetirse cada vez que se inicia una nueva partida electoral.

Jaque Mate:
El rey y sus secuaces toman el poder que pertenecía al adversario, quien deberá aguardar el inicio de la próxima partida para intentar recuperar el poder que le han arrebatado. Así una y otra vez, repartiéndose los cargos y los superpoderes, gobernando alternadamente un escenario social que no distingue colores, porque las fichas son siempre las mismas. Negras y blancas. O blancas y negras.

miércoles, 8 de julio de 2009

Opuestos

Dijo Juan Manzur, flamante ministro de Salud: “La tasa de mortalidad por la Gripe A en la Argentina es similar a la de otros países”.

Respondió María Eugenia Estenssoro, senadora por Capital Federal de la Coalición Cívica: “Se están manipulando estadísticas; hay más posibilidad de morir de Gripe A en Argentina que en Chile”.


Estudiantes (La Plata) va por la conquista de América. Juega la primera final de la Copa Libertadores frente al Cruzeiro (Brasil).

Gimnasia y Esgrima (La Plata) tiene listo el 11 titular que enfrentará a Atlético Rafaela. Intentará conservar la permanencia y salvarse del descenso a la B Nacional.

lunes, 6 de julio de 2009

Gripe AH1N1: ¿Pandemia o panic show?

Crece la gripe. Crecen los contagios. Crecen los precios de barbijos y alcoholes. Crece un nuevo nicho. Crecen las teorías. Crecen las informaciones (y las desinformaciones). Crece la paranoia. Crece el pánico. Crece el número de víctimas fatales. Todo está en curva ascendente, menos la verdad que se intenta ocultar. Argentina está en crisis desde hace un buen tiempo, no es novedad. La culpa de todo no es de un virus que muta, sino de las miserias del propio ser humano. Que, por desgracia, repite obstinadamente.

A continuación, un texto que nos brinda otra perspectiva sobre esta nueva gripe.

Yo, Marta Carretero, DNI 5.401.068, me responsabilizo de esta carta recibida de una médica amiga, la cual me solicita difundir para que la población conozca la realidad. Ella trabaja desde hace varios años en un hospital del conurbano bonaerense.
Mi e-mail es:
martacarreterotl@gmail.com.ar

"Quiero que sepas la verdad sobre esta epidemia, a la que yo le llamo capitalista o mediatica. Yo he vivido este tipo de epidemias invernales varias veces en mi vida de médica, pero esta vez vino precedida de una gran movida, que ha sido fogoneada desde las mas altas esferas del poder mundial, entre ellas de la OMS. Vaya uno a saber con que propositos. Seguramente seran economicos.

El virus de la influenza cambia o muta cada tanto, generalmente todos los años. Y esta mutación aparece casi siempre en el hemisferio norte, y luego viene para aquí. Ataca a toda la poblacion hasta que todo el mundo se inmuniza, y luego debe adquirir otra forma, para volver a atacar a la misma población.

Este es un virus nuevo. No más agresivo, sino más contagioso -o más penetrante decimos nosotros-, o sea que cuando ataca, afecta a un porcentaje muy alto de la población. El mismo es de muy facil y rapida contagiosidad. El virus, no bien llego a la Argentina, no tardó más de 1 mes en afectar a todo el conourbano bonaerense. De hecho, a mi y a mi hija ya nos afectó , y a la gente de mi hospital atacó en un 40 %.

El virus deja bajas tus defensas, y si no te cuidaste o tenes bajas defensas por problemas prexistentes, o porque sos un indigente o desnutrido, serás vulnerable a las bacterias que existen en toda poblacion sana, dentro de los que llamamos portadores sanos, y que a raiz de la inmunodepresión que produce este virus en la población , tambien aparecen en el medio ambiente.

Estos agentes patógenos, sí, te van a enfermar. La persona que padeció gripe y luego persiste con problemas o se le agregan otros, debe consultar rapidamente, porque sino su estado se agravará. Pero si vos sos pobre y tenes un sistema de salud colapsado por el invierno, por la propaganda mediática, y porque a los gobiernos no les importa un carajo la salud de los pobres, entonces estarás en serios problemas, porque no accederás rapidamente al médico. Por lo tanto llegarás a la atención cuando tu familia te lleve casi en coma a un hospital.

Eso es lo que está pasando hoy, las personas no se están muriendo de gripe, se están muriendo de neumonias, porque no hicieron reposo, porque debieron seguir trabajando, porque sino los echaban , y luego fueron al médico y no los atendieron porque no había turno, y luego fueron al hospital y tampoco, porque tenian muchos enfermos graves, y cuando llegaban sus turnos, estaban muy graves, y no hay médicos, ni enfermeros, porque nadie previó esto.Y tampoco habrá respiradores, y los tendrán que trasladar a cientos de kms, donde hay terapista, y respirador, y bueno... ya será tarde.

Sino me entendiste algo, te lo explico otra vez de otra manera, pero quiero que entiendas, que no hay gripe porcina, que lo que hay es una gripe común, con gente carenciada en un sistema de salud publica a la deriva.

Me gustaria que lo retransmitas para que la gente no ande tan loca, y que se cuide, como debemos cuidarnos cuando tenemos gripe. Con reposo, y listo. Y ante la menor duda consultar temprano al medico. Si lo encontramos".

viernes, 3 de julio de 2009

Deportes. Fútbol en el Siglo XXI

Gripe "F"



El fútbol enfermó de a poco. Primero dejó de ser un juego, luego un deporte. Las transferencias multimillonarias, la irrupción de los sponsors, los intermediarios, los gerenciadores, las transmisiones televisivas, los contratos publicitarios: todos contribuyeron a la creación de un virus letal que barrió de un plumazo los valores de esta práctica a la que alguna vez Dante Panzeri llamó “la dinámica de lo impensado”. Hoy las prioridades son otras. Ya no existen el amor a la camiseta, la pasión por los colores que se defienden, el respeto hacia los hinchas, los directores técnicos o los propios colegas. Sólo importa alcanzar la fama y convertirse en estrella. En la vorágine actual sólo cabe un resultado: ganar. La derrota es sinónimo de tragedia y no cabe dentro de las posibilidades. La gloria está detrás de un pase a Europa, una botinera, un jugoso contrato publicitario o una entrevista en televisión. Ya no hay vuelta que darle, el show copó la parada. Todo gira en torno a la apariencia: un auto deportivo, una bella dama de compañía, una recorrida por los canales, apariciones en los eventos sociales, canje con las marcas de moda, travesías nocturnas en los boliche top y, claro, un escándalo de grandes dimensiones que permita figurar en los programas de chimentos y las revistas del corazón. En el Siglo XXI el fútbol es la dinámica de lo pautado. Cada vez es menos probable hallar algo que escape a la lógica, algo que rompa con el molde preestablecido, que nos sorprenda. La táctica está al servicio de los objetivos, los cuales, a su vez, giran en torno al éxito como única alternativa.


Un ángel para tu soledad



Huracán es inmune al virus de la banalidad. No destila glamour, respira humildad. Es un ejemplo de recuperación de valores, ética y estética. El equipo de Ángel Cappa rescata la esencia de este deporte. Es hedonista. Su lealtad a una ideología lo ubica por encima de la mediocridad en la que se mueve el ambiente del fútbol. Lejos del exitismo, pensó siempre en jugar para pasarla bien, en reencontrar la alegría, el disfrute. Jugar para divertirse fue (y es) la proclama de este equipo que nada tiene que ver con el marketing ni los escándalos propagandísticos. Este grupo de jugadores y cuerpo técnico plantó bandera y revolucionó el ambiente, contrarrestando con simpleza e hidalguía el vacío que amenazaba con la destrucción total de la idea de un fútbol bello, lúdico. Las estadísticas dirán si fue o no campeón, pero nadie podrá negar que sentó un precedente de esperanza y rebeldía en el devaluado universo del fútbol argentino.

domingo, 28 de junio de 2009

Política. Ruinas circulares.

Fueron las elecciones más faranduleras de la historia. El escenario no fue político, sino mediático. Los estudios de TV fueron el centro de las plataformas. De ahí en más, la política del Showmatch dejó en claro la metamorfosis argentina: ya no hay políticos, hay personajes. La Tinellicracia ganó la pantalla, el rating fue boca de urna y las propuestas pasaron a un segundo o tercer plano. Algo está claro: el argentino no vota por convicción, por partido o ideología. Vota por imagen, simpatía o moda. Pero hay algo más siniestro y aterrador: la mitad de los ciudadanos no supo qué era lo que se votaba. Claro ejemplo de la falsa conciencia política argentina: al ritmo del “que se vayan todos” queremos echar a los mismos senadores y diputados que (¡vaya paradoja!) no sabemos cómo llegaron a ocupar una banca en el Congreso. La ignorancia, siempre, es negocio para el que gobierna. El político destruyó la política y a su vez el interés de un pueblo vapuleado por la mentira.



La dirigencia política argentina se reinventa a sí misma, ofreciendo siempre el mismo discurso, pero con distintos instrumentos. Esta vez fue el turno de las candidaturas testimoniales y el circo mediático. Y la sociedad compró, como compra una imagen propagandística, una promesa de cambio y seguridad, un país de color rosa, un resurgimiento económico o un viaje a la estratosfera que nos permita llegar a Japón en tan solo una hora. Vivimos en una perpetua fantasía, en un sueño de lo que nos gustaría ser. Pero somos lo que podemos, lo que nos ofrecen, lo que solemos consumir. Después de cada elección se habla de un nuevo mapa político, de cómo el partido electo arrebata el poder del que resigna su espacio, de cómo será el panorama de ahora en más; se festeja el triunfo con champagne en algún hotel de Recoleta devenido en búnker, se llenan páginas de diarios, revistas, espacios radiales y bloques de TV; se comenta, se debate, se proyecta, se interroga, se promete, se esperanza. Nos preparamos para lo que viene, como si el mañana fuera a ser distinto al ayer. Creemos. Soñamos con el cambio, sosteniendo la fantasía de que alguien bregará por nuestro futuro. Nos fascina mentirnos. Aunque sepamos que las ruinas, en la Argentina, siempre serán circulares.